Qué ver en sevilla | el parque de maría luisa
La década de los años 20 del pasado siglo fue el momento en el que Sevilla vivió un gran rediseño urbano y, la calle Génova, a día de hoy Avenida de la Constitución, fue ensanchada, expandiéndose la ciudad al sur. Ésta tomó principalmente los extensos terrenos en los que habían vivido hasta entonces los duques de Orleans, Antonio y María Luisa, hermana de la reina Isabel II de España. Cuando se inició la Revolución francesa de 1848, la cual desembocó en la II República de dicho país, el matrimonio, miembros de la familia real, tuvieron que exiliarse. En primera instancia se asentaron en Madrid, pero no fueron bien recibidos, ya que el propio hecho de su presencia allí se veía peligrosa, pues desde el momento en que pisaron España Antonio se volvió una parte activa en numerosas conspiraciones para alcanzar el poder, logro que nunca llegó a conseguir. De Madrid decidieron asentarse en Sevilla, en la que vivieron por el resto de sus vidas. Una vez aquí adquieren la antigua escuela de mareantes, actual palacio de San Telmo, que aunque lo reformaron a su gusto dejaron algunos elementos icónicos como por ejemplo la portada barroca de Leonardo de Figueroa (1654-1730). Durante dichas reformas la pareja se hospedó en los Reales Alcázares de Sevilla. Años después, cuando la infanta enviudó, ella misma fue la que cedió todos esos terrenos a la ciudad.
GLORIETA DE SAN DIEGO
Este es el lugar en el que empieza el distrito sur y acaba el centro de la ciudad. En lo que antiguamente se encontraba el convento de San Diego, hoy podemos disfrutar de tres estatuas que marcan la entrada a otro recinto, el parque que hoy nos ocupa. Bajo un triple arco construido por Vicente Traver (1888-1966) reposan tres estatuas alegóricas. Justo en medio tenemos a Hispania y a ambos lados la riqueza espiritual portando una Inmaculada y la material con una cornucopia. Este complejo monumental es obra del escultor sevillano Manuel Delgado Brackenbury (1882-1941), autor también de la fuente de Híspalis, o de los meones, como la conocemos los sevillanos y la fuente de las cuatro estaciones, entre otros proyectos.

GLORIETA DE BÉCQUER
Al poco tiempo de la inauguración del parque, los hermanos dramaturgos Álvarez Quintero tuvieron la iniciativa de construir este mágico lugar, bañado de un aura de romanticismo especial. Ellos, enamorados de la obra de Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), quisieron homenajearle dándole este rincón en la que había sido su ciudad. Tiempo después ambos hermanos fueron igualmente homenajeados en este mismo parque con otra glorieta que se ganaron por méritos propios. Ellos mismos eligieron el lugar en el que aun hoy se encuentra ubicado, rodeando un gran ciprés. Las obras escultóricas del proyecto fueron dadas a Coullaut Valera (1976-1932), artífice del monumento a Cervantes ubicado en la plaza de España de Madrid. Se quiso que fuera una escultura viva, que trascienda al tiempo igual que lo hizo la obra de Bécquer. Aunque originalmente tenía forma circular, años después se rediseñó ligeramente, debido principalmente al crecimiento del ciprés. En él, podemos ver tres esculturas femeninas que representan a las tres etapas del amor: el ilusionado, el poseído y el perdido. Como hasta las rosas tienen espinas, el conjunto se remata con dos figuras talladas en bronce, las cuales representan el amor que hiere y el herido.

Nombrado así tras un monte cercano a Melilla, sobre el cual tuvo lugar una batalla encarnecida entre el ejército español y las cabilas rifeñas a principios del s.XX. Coetáneo a las reformas de este parque, España poseía entre sus colonias un fragmento del norte de Marruecos, y por aquel entonces estaba bastante fresco el recuerdo de la masacre que allí se vivió. Aunque el montículo ya formaba parte del paisaje del lugar mucho tiempo antes de su remodelación en parque urbano, Forestier decidió conservar algunos elementos y remodelarlos a su gusto. Este montículo, de unos diez metros de altura, se convierte así en el punto más alto del parque, sirviendo también como mirador. Entre sus encantos se encuentra una escalera sinuosa y una cascada, así como un lugar de reposo en su cima. A día de hoy, el túnel inferior que lo atraviesa es peatonal, aunque en los tiempos de la exposición iberoamericana sirviera para que un ferrocarril lo atravesara.

GLORIETA DE LOS LOTOS
Aquí podemos encontrar una estatua que homenajea a la infanta María Luisa, quien como comentábamos antes, cedió sus propios terrenos a la ciudad. Bajo su atenta mirada, podemos reposar en unos bancos adornados con azulejos sevillanos y bañados por la sombra de los árboles que inundan el lugar. Aquí recordamos la función que ha cumplido el lugar para el encuentro de la juventud durante varias generaciones, hasta el punto de verse reflejado en la obra musical de la ciudad, como es el caso del grupo local Smash, que en el año 1970 lanzó su álbum titulado, como no podía ser de otra forma, “Glorieta de los lotos”. Aquí y en la fuente de los leones es que podemos ver la intención de Forestier de adaptar, en vez de imponer, su obra al entorno. Además, podemos apreciar un gusto por el legado que nos habían dejado los jardines andaluces islámicos, con un claro protagonismo al agua, imprescindible en una localidad como la nuestra donde la inclemencia del estío es evidente. En el centro, el estanque es el protagonista del lugar, dando cobijo a todo tipo de aves, y alrededor del mismo un conjunto de pérgolas adornadas con enredaderas que lo abraza y nos proporciona un alivio al calor.

PLAZA DE AMÉRICA Y PABELLÓN REAL
En este lugar encontramos tres construcciones insignia del parque: el pabellón real, el neogótico y el mudéjar, todas ellas obras de Aníbal González, en este espacio donde cohabitan la parte arquitectónica de la exposición y el proyecto paisajístico de Forestier. El primero ha servido para diversas funciones y actualmente se está gestando una muestra para celebrar la vida y obra de Aníbal González; el segundo, nombrado en sus inicios palacio del Renacimiento, se transformó en un museo arqueológico; y el tercero, el mudéjar, hoy en día es museo de artes y costumbres populares. Aquí es donde se torna más visible el deseo de muestra que poseía este proyecto, donde no podía faltar el tributo a lo museístico. Bajo este mismo concepto se baña al parque de glorietas conmemorativas de literatos sevillanos, las cuales indagan en el ambiente íntimo de los jardines.

MUSEO ARQUEOLÓGICO Y DE COSTUMBRES
En el museo arqueológico de Sevilla encontramos objetos que se remontan a los tiempos más remotos de los pueblos que alguna vez estuvieron asentados en lo que a día de hoy llamamos Sevilla. Aquí podremos maravillarnos con herramientas prehistóricas, así como objetos tartésicos, íberos y un gran escaparate de elementos romanos. Frente a este edificio encontramos el museo de artes y costumbres populares, en este caso más centrado a la etnografía, donde disfrutaremos de recreaciones, en algunos casos imposibles de diferenciar de las verdaderas, de talleres de oficios clásicos.

Y con esto terminamos nuestro repaso por el pulmón verde de la ciudad. Esperamos veros en nuestro próximo capítulo de La calle del infierno, donde veremos a fondo el que probablemente es el barrio más conocido de nuestra ciudad, nada más y nada menos que Triana. ¡Hasta pronto!